Hace doce años, Sarah Rudd creó un modelo para evaluar el rendimiento de los jugadores mediante el análisis de datos en el fútbol. Se la considera pionera en una disciplina que se ha integrado plenamente en los clubes.
"¿Has leído Moneyball ?" Adrian Hanauer, entonces propietario del equipo Seattle Sounders de la Major League Soccer (MLS), le preguntó a Sarah Rudd, una joven investigadora de Massachusetts. En ese momento, ella estaba cursando una maestría en negocios y buscaba trabajo en el fútbol. El libro cuenta la historia de cómo Billy Beane, el director del equipo de béisbol Oakland Athletics, utilizó con éxito el big data para construir un equipo ganador en la temporada 2002 a pesar de los problemas económicos. Aunque la historia de Beane ya se ha convertido en algo mainstream, fueron necesarios muchos años para que el uso de estas métricas se convirtiera en la norma en el deporte. Cuando Rudd empezó a trabajar como analista de datos en el fútbol en 2011, esta disciplina aún era una desconocida en este deporte. Hoy es parte imprescindible de los grandes clubes y selecciones. El trabajo de Rudd en ese momento fue innovador.
Pero esta no es la historia de alguien que empezó de la nada y llegó a la cima. En ese momento, Sarah ya se había graduado en Ciencias de la Computación en la Universidad de Columbia y había conseguido un puesto en Microsoft como ingeniera de software.
“Fue Adrian Hanauer quien primero me dio la idea de mezclar estadística y fútbol”, explica Sarah Rudd a través de una videollamada desde su casa en Houston, Texas. A pesar de no tener cabida en el fútbol de aquella época, el uso de los números para tomar decisiones estratégicas tenía una historia. Se remonta a la década de 1940, cuando el ingeniero estadounidense Earnshaw Cook publicó una serie de estudios estadísticos sobre el rendimiento de los jugadores de béisbol. Pasaron décadas en las que los datos seguían siendo sólo teóricos. Fue necesario que Billy Beane en el béisbol y luego Kevin Kelley en el fútbol (el entrenador universitario de la Academia Pulaski que innovó en el uso de las estadísticas) fueran tomados en serio.
Sarah Rudd empezó a leer todo lo que pudo encontrar sobre el tema y creó un blog en el que publicó sus propios análisis. La oportunidad perfecta para demostrar su capacidad llegó cuando StatDNA, empresa cuyo negocio es vender sus servicios de análisis a equipos deportivos, celebró un concurso abierto en el que puso su base de datos a disposición de los interesados para desarrollar nuevos estudios. Rudd desarrolló un modelo de evaluación de las acciones de los futbolistas, como pases o tiros a portería. Su modelo impresionó a StatDNA y consiguió un puesto allí en 2011.
En la empresa, aprendió todo sobre cómo se pueden utilizar los números en el fútbol. El trabajo involucra una relación compleja entre matemáticas y deporte, entre conocimiento futbolístico y software, en la que hay que, en sus palabras, “convertir la métrica en un concepto futbolístico”. Un analista de datos en fútbol debe comprender el juego, así como la diferencia entre las distintas ligas y los estilos de juego empleados en ellas. “Si un jugador viene de otro sistema, debe aprender a trasladar su habilidad al club que lo fichó”, afirma. “Lo más importante es el scouting. Con los datos de rendimiento analizas a los jugadores e identificas a quienes complementarán la plantilla”.
En 2012, un año después de que Sarah se uniera a StatDNA, la empresa fue comprada por el Arsenal. El equipo de la Premier League inglesa quería desarrollar un potente sistema de análisis de datos. Según Sarah Rudd, eso era “algo nuevo para todos. Ahora dices xG [cálculo de goles esperados] y la gente sabe lo que es, pero en aquel entonces no lo sabían y tuvimos que trabajar mucho. Naturalmente, si no entiendes algo, no vas a confiar en ello”, afirma. Hubo constantes discusiones sobre lo que significaban los números, pero Sarah destaca que el equipo de datos tenía muy buena relación con el entonces entrenador Arsène Wenger, y eso les permitió seguir adelante con sus proyectos.
Rudd pasó nueve temporadas con el Arsenal y se convirtió en directora de análisis y desarrollo de software del equipo. Hizo esto mientras trabajaba desde Houston y solo iba a Inglaterra cuatro veces al año. Ella cree que los resultados de su trabajo todavía están ahí y siguen siendo relevantes. “Nuestros modelos contribuyeron mucho. Hace diez años simplemente no había perfiles de jugadores completos como los que hay ahora”, insiste.
En 2021 dejó el Arsenal. “Quería buscar nuevas experiencias después de haber aprendido todo lo que se puede aprender en un equipo”, dice. A pesar de las dificultades –confiesa entre risas que la desconfianza le surgió más por ser estadounidense que por ser mujer–, recuerda con aprecio esa etapa de su carrera. Está especialmente satisfecha con lo que lograron con la academia juvenil del Arsenal, que produjo jugadores como Bukayo Saka, actualmente jugador franquicia del club del norte de Londres e internacional de Inglaterra, durante su estancia en el club.
Doce años después de que Sarah Rudd comenzara a trabajar en formas de aplicar datos en el mundo del fútbol, se informó que la FIFA estaba mostrando nuevas y elaboradas estadísticas de big data en vivo durante los partidos del Mundial en Qatar. ¿Quién es responsable de eso? Su ex colega Arsène Wenger, ahora director de desarrollo global del fútbol de la federación. Los datos fueron tema de conversación durante el torneo. Por ejemplo, la selección española de Luis Enrique se jactó de cómo su equipo de big data realizó un análisis en profundidad para perfeccionar la mejor estrategia. Después de su paso por el Arsenal, Rudd buscaba aplicar sus conocimientos a un equipo más pequeño. Así, tuvo un breve paso por Blue Crow Sports, empresa que trabajaba con el Club Deportivo Leganés. La experiencia allí fue negativa: “Hubo algunas cosas buenas, pero no era lo que quería”.
Más tarde ese año, fundó SRC ftbl con Ramineni y su colega Cole Grossman para vender sus servicios a equipos de fútbol que están comenzando a implementar análisis de datos en sus sistemas. Recientemente anunciaron su nueva alianza con Houston Dynamo y ya están cerrando acuerdos con otros no revelados. Después de pasar una década trabajando en el fútbol europeo, está emocionada de comenzar un nuevo capítulo con la MLS estadounidense.
Sarah Rudd cree que todavía hay mucho que aprender sobre el uso de datos en el fútbol. Cree que el desarrollo de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático será muy positivo para esta disciplina, que en la última década ha experimentado una evolución vertiginosa y hoy representa una industria valorada al menos en 4.000 millones de dólares (unos 3.700 millones de euros), según Forbes. Aunque su trabajo fue innovador, Rudd dice que se estremece cuando oye que se refieren a sí misma como pionera. "Todavía me siento como una simple ingeniera de Microsoft".